viernes, 22 de febrero de 2013

...mascaras...

No se por que me acorde de este cuento, resumido, con ustedes.


...del bar del infierno...
Segun cuentan algunos, el corso de la avenida La Plata de Santos Lugares, era utilizado frecuentemente por ángeles y demonios cuando tenian que cumplir alguna mision terrrestre........
En la última jornada de aquellos mismos cranavales, una figura cubierta con una capa negra se acercó a Manuel Mandeb, que habia llegado solo hasta el extremo del corso y le dijo.
- Soy la muerte.
Mandeb señaló su mediocre indumentaria de pirata y declaró que era el Capitan Morgan. La figura insistió
- Disculpe. No ha sido mi intención dar titulo a mi disfraz. Soy la merte, mas allá de cualquier metafora. Y si me permite la franqueza vengo a llevarmelo.
Manuel Mandeb, entornó los ojos y levantó el índice, como quiern se apresta a na refutación. Despues dio media vuelta y salió corriendo por la avenida, al cabo de uas cuadras la figura lo alcanzó.
- Dejese de payasadas, venga conmigo.
....
La muerte alzó un brazo y Mandeb quedó helado. Quiso moverse pero no pudo.
...
Mandeb se atrevió a una objeción desesperada.
- Me parece que usted esta buscando a otra persona,
- Yo busco al que encuentro. nadie es otra persona.
- ¿No podriamos ir a un lugar mas discreto? Aqui esta lleno de gente y si hay algo que no soporto es estar muerto en medio del corso de avenida La Plata, frente de una muchedumbre de curiosos.
- Basta no trate de ganar tiempo.
 En ese momento apareció una muchacha deslumbrante vestida dde de ángel. Era Beatriz Velarde, el amor imposible de Mandeb, la novia ausente, la mujer que lo habia amado solo por un rato. Lucía unas alas de color celeste y un antifaz de plata acultaba sus ojos. Mandeb la reconoció por las tetas.
- ¿Que es lo que pasa? dijo el ángel.
- Soy la muerte y vengo a llevarme a este caballero.
El ángel se acercó a Mandeb y lo besó en la boca.
- Muy bien . Ahora no te lo podras llevar. Si un ángel besa al moribundo, la Parca debe retroceder.
La muerte miró largamente a Beatriz Velarde. Era dificil no confindirla con un ángel. Sin decir una palabra, dio media vuelta y desapareció detras de una murga. Mandeb quiso tomar la mano de Beatriz, pero ella le tiró serpentina y salió corriendo.
...
Después, durante toda su vida siguió buscando a Beatriz.
Pero ella no volvió a besarlo nunca más.
Dolina